¿Por qué las puertas se cierran?

Si tomáramos literalmente esta pregunta entenderíamos que es por seguridad a los delincuentes, por animales indeseados que entrarían a nuestro hogar, para evitar que el polvo de alrededor nos ensucie la residencia o por simple privacidad.

Ahhh pero la puerta también se abre para que entre la libertad de la brisa, para sacar lo indeseado, para salir o entrar, para que la gente que apreciamos se sienten dentro, para que algún ave desorientada encuentre sosiego en ella por breve instantes, para que la luz entre y aclare todo el panorama.
En ambos sentidos son cosas tan ordinarias que en raras ocasiones nos detenemos a pensar el para qué o por qué hacerla, cuál es el sentido de lo rutinario, sino el astío constante.
Pero así como ocurre con lo que podemos ver a simple vista, también en lo emocional y espiritual, en lo que los ojos son ciegos e inútiles, en este aspecto también hay puertas que abrir y cerrar para que ocurra lo mismo que sucede con la de concreto. Nosotros somos una edificación superada a esa de block, porque en nuestras manos está la decisión de lo que le ocurre a ella y la forma en la que nos sucede a nosotros.
Espiritualmente debemos cerrar la puerta a las opiniones que nos llevan al resentimiento, a la ira, al enojo, a la tristeza que al prolongarse puede dar cabida a la depresión, a la falsa humildad que nos oprime, a la envidia, a la lujuria que hoy por hoy parece ser buena y válida, a la mediocridad y a tantas cosas que nos ensucian y asaltan nuestro ser.
Para la salud del alma dar gracias es aire puro y alegría, aun cuando lógicamente no debería ser. Sí, debemos negarnos rotundamente a analizar las cosas cuando sabemos que el resultado podría ser tóxico, busquemos lo positivo de esa situación, abracemos a ella y camina hacia el balcón donde se ve la altura.
Abramos las puertas para que la justicia con misericordia sea nuestro invitado porque no hay belleza en la justicia sola, no hay buen sabor; abrir la puerta para levantar al que cae es don de Dios y el avecilla que adorna la casa, callar abre las puertas, hablar con prudencia también.
Ninguna frontera se ha cerrado sin sangre; ninguna se ha abierto sin ella; solo el viento fuerte puede cerrar un pesado portal y en terremoto derribarlo.
¿Para qué se cierran las puertas? Para que el alma fatigada encuentre paz en su descanso.
Feliz fin de semana

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