Desde la filita del banco


Sé que has vivido muchas experiencias jocosas en una sucursal bancaria, hoy te cuento la más reciente mía, quizás nos quieras compartir una de las tuyas, ¿qué dices?


¿Qué pasó?
Hace unos días estaba en el banco, tomé un turno para servicio al cliente y mientras hacía la fila para realizar otro tipo de gestión. Soy muy observadora y tengo la capacidad de atender con la misma intensidad varias cosas a la vez; una destreza que me permitió ver los tantos escenarios que coexisten en una pequeña oficina bancaria.
No era fecha de cobro, ni horario de concurrencia, pero estaba lleno. Como es de costumbre cada vez que se acerca mi turno aparecen ancianos, preñadas, paridas, minusválidos y hasta el que le duele una vena, ni mi turno llegaba ni la fila avanzaba mientras en el paralelismo era el siguiente:
En servicio al cliente a un lado estaba el clásico usuario que no entiende. La joven llevaba cerca de media hora explicándole lo mismo, del porque debía una cuota tenía que pagar el atraso (no hablaban alto, pero escucho de lejos lo más bajo); a su lado un jovencito al que la madre no se le despegaba y que cada 30 segundo con cara de enojo acercaba su boca a sus orejas para reclamar lo que no escuché jajajaj, quien le atendía con paciencia esperaba que el reclamo terminara. Mi turno llega y pido permiso en la fila “40, 40, 40” soy yo señorita- ahhh pero veo que ya un turpén se había sentado porque era 41- señor primero va el 40… oh oh! #Párese dije dentro de mi.
En este panorama analicé, antes de salir de su casa coordine sus ideas, revise sus pagos anteriores, consulte con sus documentos las razones de por qué le están aplicando cargo y luego proceda, pues no le dañará el día a otros pero tampoco perderá tiempo pasando por torpe. Si va con un “consejero” u orientador, siéntese primero a analizar lo que se desea, en el dinero las improvisaciones pueden salir caras. Finalmente creo que a nadie le gusta estar en el banco , todos tienen prisa por salir, espere a que llamen su turno para abordarlo. Mi turno era para renovar mi herramienta de hacer mis movimientos por internet porque se me había  vencido, no tenían, así que volví a mi lugar de la fila.
Continuaban llegando personas que requerían de prioridad, todas con realidades diferentes, todas con conductas iguales: la cortesía de pedir permiso, aun cuando su condición le de el derecho de no hacer la fila de lugar, era ausente. Las normas de cortesía sobrepasan cualquier derecho y nos coronan de personas sociales de agrado…. “permiso”, solo eso. Denota delicadeza y elegancia, no hay que tener dinero para exhibirlas.
¡Siguiente! ¿Qué? El de adelante me miró y yo miré al de atrás… ¡es mentira! Bajé la cabeza para reírme… porque ni modo. La señora se acercó a la casilla, se desmontó la cartera que la llevaba cruzada al torso, entró su mano y sacó un puño de papeletas, entró otro puño y luego la volteó y  sacudió sobre el espacio  para cerseorarse de que no quedara nada más. La cajera tenía un rostro de asombro que cohibió pero se notaba- voy a depositar en mi cuenta, mire la cédula- cuánto señora – déjeme ver. Lo contó y  hecho bollo le entregó la cantidad. Un celular puso a ritmo de discoteca el espacio, la conversación nos transportó a un patio campesino- caballero el celular por favor, señora la capucha, señor la gorra… ¿todos vienen por primera vez? Me dije, no, es que somos intransigentes, nos falta disciplina y mucha educación de hogar.

Queridos lectores las normas en los lugares públicos nos dan seguridad y paz: Al violentarlas le abrimos la brecha a cualquier delincuente para que ubique una víctima como el caso de los celulares, uso de gorras y gafas oscuras, por lo que, desde antes de abrir la puerta de la sucursal que utilice despójese de todos ellos y evite ser llamados a la atención como a un infante.
Antes de llegar a caja asegúrese que su dinero esté en orden: las papeletas de mayor valor de abajo hacia arriba y con el sello uno encima del otro, trate de memorizar su cuenta bancaria, evite conversaciones, a menos que sea necesario, no salga con dinero ni tarjetas en mano, no cambie dinero a nadie en la fila… la prudencia nos libra de aflicciones.

Al final solo logré agrupar datos y hacerlos este post porque tampoco disponían del servicio por el que hice la fila. Todo obra para bien.
Espero sus comentarios y sugerencias, será hasta la próxima.

Comentarios

  1. Lo bueno de la fila de los banco es que cuando tu esta en tu fila de 30 persona y cuando te toca a ti aparecerán 5 embarazadas 3 mujer con recién nacido y 3 personas mayor de edad

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  2. situaciones vividas por todos!!! Jejejejejeje. Muy buenas recomendaciones.

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    1. Gracias Johatan! Desde una fila bancaria hasta una peli se hace😅😅😅

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  3. Me he reído con tu anécdota. Cuànta verdad!

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