A ley de una semana para que en República Dominicana celebremos el Día de las Madres, las tiendas se siente la algarabía en las tiendas por tan importante fecha. Las tarjetas de crédito por su parte tienen y una explosión de beneficio para ser las elegidas, en cierto modo beneficia al consumidor, porque del otro lado de la moneda lo que se quiere es consumo en exceso que más tarde te haga doler la cabeza… mamá lo merece todo.
Mirando encartes me percato que la mente limitada sigue existiendo ¿por qué? Porque se entran en aún hoy se centran en la mujer esclava que se merece en su día una estufa para que cocine, una nevera para que guarde lo que cocinó o cocinará, plancha, licuadora, tostadora, lavadoras y cuantos electrodomésticos se les ocurren a los vendedores que los hijos desagradecidos escogen para agasajar a quien les dio la vida… no es que esté mal comprarlo si existe la necesidad, es esperar para matar dos pájaros de un solo tiro.
El cariño que hemos recibido no se calentó en un horno, ni cuando nos caímos nos sacudió la lavadora. “El que mucho recibe mucho agradece”, pero al ver cosas como estas no me parece que este proverbio se cumpla, a pesar que la gratitud es un sentimiento que debe manifestarse todos los días, mediante el respeto, el amor, la tolerancia y la benignidad, no tiene nada que ver con las tarjetas de créditos, ni pancartas, no dependen de un contexto, ni de segundos, ni tercero… lo demás solo son complementos, la fresita del helado, cariñitos para mamá que ella pueda disfrutar.
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