¿Cuál es su nombre?

La parte número 1 de las buenas costumbres al tener contacto con otras personas es presentarse, aquí el primer paso es decir su nombre, algo bonito y hasta cierto sentido gracioso porque da satisfacción o debe dar, a los involucrados.

Nuestro nombre es parte relevante de nuestra identidad como persona, así como lo es para las empresas, por él nos identifican y en cierto modo arrastra la historia de emoción de tuvieron nuestros padres al recibirnos.

En el diario vivir veo personas y… personas: Unas orgullosas de repetir y repetir sus nombres a pesar de ser muy conocidas, y otras que no toleran que se los pregunten… ¿a qué se debe? Con exactitud no sé,  pero desde mi ignorancia quiero analizar este panorama.

En el primer plano las personas que dicen sus nombre con actitud emotiva es porque se sienten felices con ellos mismos, de lo que son, por lo que es un dicha ser tolerantes con los que aún no han tenido el placer de memorizar o conocer su alias. No sienten temor de ser ellos, saben de dónde vienen y hacia donde van, conocen sus obras y no le temen a ellas… Sobre ellos descansa la paz de la humildad.

Qué hay del resto, de los que asignan a un personal para que sea quien anuncie su nombre, los que solo le regalan su nombre a sus “iguales”, son inseguros, inconformes consigo mismo, se desconocen, no se entienden, son infelices…. está perdido y si desea encontrar el camino solo debe dirigir su memoria a sus primeros años en la escuela, cuando al mencionar la representación de su identidad se alegraba, que al conectar con nuevas personas se anunciaba con regocijo, no hay por qué perder esa esencia.

¿Y tu cómo te sientes de dar a conocer tu nombre?